El sentido de la medida, el ritmo y el compás…
Paco de Lucía, en la década de los 80, recorrió los principales escenarios del mundo acompañado de sus hermanos Ramón de Algeciras (+ 2009), segunda guitarra y Pepe de Lucía, voz y palmas, que juntos con; Jorge Pardo, flauta y saxo, Carla Benavent, bajo, y Ruben Dantas, percusión, formaron el «Paco de Lucia Sexteto» al que posteriormente se incorporó Manolo Soler, Manolito Soler, baile, cajón y palmas, pasando a llamarse el espectáculo; Paco de Lucia Septeto.
Soler, fue el artista con el más grande sentido del ritmo, la medida y el compás que jamás he conocido. Gracias a el y Paco que a raiz de una recepción en la embajada de España en el Perú, a principo de los años setenta del pasado siglo, descubrieron el «Cajón Peruano» cuando estaba siendo utilizado por un grupo del país que actuaba en la citada recepción. Lo trajeron a España, convirtiendose Manolito Soler en el mayor virtuoso del uso de ese, ya reconocido instrumento de percusión.
Sentía el ritmo con tal fuerza que llegó a padecer hasta 4 infartos que le obligaron a desistir de viajar por el mundo afincandose en los ultimos años de su vida en Sevilla. Aquí colaboró con Jesus Bola participando en sus producciones musicales reconocidas mundialmente.
En 1996 presentó en la Bienal de Sevilla su espectáculo «Por aquí te quiero ver», logrando sonidos de los artilugios más primitivos y elementales. Fue el alma de las Jornadas de Percusión, en el Teatro Central de Sevilla a las que acudían las primerísimas figuras de la percusión mundial.
Le conocí cuando algunas veces acompañaba a Raimundo Amador, a Romero San Juan y posteriormente tuve la oportunidad de, durante una temporada, llevar la luz y el sonido del espectáculo Paco de Lucía Septeto, ello me dió la oportunidad de compartir buenos ratos . Era un caballero, simpático con una gracia especial, inquieto como el rabo de una lagartíja, y con un excepcional sentido del ritmo. Hacía maravillas tan sólo acariciando la boca de una cantara con la mano, por ejemplo.
Les traigo hoy la intervención de Manolito Soler, formando parte del septeto ,ante la Catedral de Barcelona, año 1986, interpretan SICHIA (de Paco de Lucía). Observen como levanta las manos, cómo acaricia el suelo con la suela de su reluciente calzado, al tiempo que con contundencia y pianissimo taconea y anda sin apenas avanzar marcando siempre el compás, ahora los pies, ahora los dedos de las manos, observen la manera de dejar el cuerpo en «medios cuartos», gesto de poder en el levantar las manos recordando a los buenos rehileteros. Ahí lo teneis, se mueve y revuelve en apenas tres metros y entre los grandes…
¡ Manolito Soler !
Como se suele decir hoy día, «vaya cracks» que nos traes hoy.
Un saludo y la frase «hacía maravillas tan sólo acariciando la boca de una cantara con la mano» me la apunto, con tu permiso.
Saludos.