RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA SEDE. SEVILLA (*)
Es bien sabido que al alborear el cuatrocento sevillano, los Capitulares tomaron el acuerdo de edificar una Catedral «tal e tan buena que no aya otra su igual e que se considere e atienda a la grandeza y autoridad de Sevilla e su iglesia», y es tradición que uno de ellos proclamó que la obra fuera « … tan grande que los que la vieren acabada nos tengan por locos».
Más aquella generosidad inicial y la magnificencia del empeño no se limitó al buque del templo, pues, a tono con la misión docente de la Iglesia, trazaron un programa iconográfico, si no de locos, sí de excepcionales características.
Así, pues; en las Portadas (Nacimiento, Baptisterio, Perdón, Palos, Campanillas), Retablo Mayor, Coro, Vidrieras (retablos trasparentes), Púlpitos, Rejas, Sala Capitular, Ante Cabildo, trasaltar y costados del presbiterio, Capilla Real, etc. situaron, a través del tiempo, una serie de temas escultóricos que desarrollarían asuntos bíblicos, hagiográficos, históricos y aún algunos profanos. Se podrá decir que eso ocurrió en todas las catedrales y ello es cierto; pero entiendo que no en la extensión y profundidad de aquí.
Para desarrollar tan vasto esquema, se ocuparon a los mejores artistas del tiempo (1453-1590), cuales; Pedro Dancart, Nufro Sánchez, Lorenzo Mercadante de Bretaña, Pedro Mi1lán, Jorge Fernández Alemán, Maestre Miguel Perrin, Nicolás de León, Miguel Florentín, Roque de Balduque, Arnao de Vergara, Arnao de FlandP.s, Juan Marín, los Ortega, Juan Bautista
GRAN RETABLO DE LA CATEDRAL DE SEVILLA.
Vázquez, el viejo, Diego de Velasco, Diego Pesquera, Marcos Cabrera, Pedro de Heredia, Pedro Becerril, Fr. Francisco de Salamanca, etc., etc.
La Catedral poseía imágenes veneradísimas. Baste citar las Vírgenes de la Sede, Reyes, Batallas, Antigua, Cinta, Madroño, Pilar, el Cristo del Millón y las figuras de la Virgen dolorida y el Evangelista, que con El componen el Calvario.
Además, para el templo produjeron obras excelsas Pedro de Toledo, Fancelli, Torrigiano, Alejo Fernández Alemán, Luis de Vargas, Pedro de Campaña, Esturmio, Pedro Villegas Marmolejo y otros más, todos los cuales han de ser valorados al estudiar la estética y las morfologías del período.

ICONOGRAFIA.
Al ocuparnos directamente del retablo, precisa distinguir tres partes:
- La Viga,
- el Centro
- y Los Costados del mismo.
Su cronología se extiende desde finales del siglo XV (1481) hasta 1572, aproximadamente.
- LA VIGA: En los primeros años del quinientos, se decidió construir una Viga para colocar el Crucifijo, única imagen imprescindible para el culto, que ha de presidir la liturgia eucarística. Allí se colocaría el Cristo del Millón, obra del siglo XIV, joya de la Catedral y de la propia iconografía pasionista. Con El, componían; la Virgen dolorida y el Evangelista San Juan -de idéntico tiempo y valía-, constituyendo el grupo llamado «Calvario», versión occidental de la Deesis bizantina, constituida por el Pantocrator, la Virgen y el Bautista, éstos en latréutica actitud.

Pero no era infrecuente situar en dicho dintel otras figuraciones sacras, componiendo, cuando ello ocurría, un auténtico Iconostasis, de donde solían pender los velos que cubrían el altar en determinados momentos. En nuestra Catedral, iría colocada en el arco toral de la Capilla mayor, y llevaba en su frente principal once Apóstoles y la figura de San Pablo, centrados por la Quinta Angustia; en la otra cara, o sea en su envés, se situarían siete pinturas, de las cuales se conservan cuatro (Abrazo místico, Natividad de la Virgen, Epifanía y Presentación en el templo), debiendo advertir que tres de ellas se hallan en la sacristía alta y otra en la de los cálices; siendo obvio que aquéllas deben ser trasladadas de donde están, pues, sólo pueden ser vistas por los clérigos oficiantes. Remataba el citado Calvario.
Conviene recordar, ahora y aquí, que en 1511 se derrumbó el alto cimborrio que cubría el crucero, perdiéndose varias esculturas de insignes maestros y reedificándose ocho años después; que en 1518 se amplió la capilla mayor, anexionándole otras que estaban detrás, frente a la Real, y que también ocho años más tarde, se acababa la parte central del retablo, con motivo de las bodas de Carlos I con Isabel de Portugal, aunque al fin, éstos, se desposaron inopinadamente en el Alcázar. Todo ello motivó un cambio en los planes previstos.

También al inicio del cincuecento sevillano, se comenzó el centro del retablo y corno, éste no llenaba el testero presbiteral, se decidió con los años retranquear la viga para completar el conjunto en altura, uniendo ambas partes con una especie de baldaquino, cuyo sofito está casetonado. Al ocurrir esto, las citadas pinturas del envés, obra de Alejo Fernández, ya no podían estar en el lugar de su destino, itinerando por diversos lugares del templo y sirviendo incluso de retablo principal provisional, durante algún tiempo. Así, pues, la Viga quedó con el frente referido de esculturas, ejecutadas por Jorge Fernández Alemán, rematándola el Calvario, ya citado. Por cierto, que al restaurar el conjunto y descender estas tres figuras, se pensó dejarlas en lugar de fácil culto, contemplación y gozo, colocando reproducciones en sustitución; pero al fin volvieron a su sitio originario.
- CENTRO DEL RETABLO: Si toda la tarea artística en función del culto tiene una misión docente al servicio del magisterio de la Iglesia, este retablo es una auténtica biblia para enseñar a los fieles y encauzar a los que no lo son. El conjunto representa la gran lección de la Cátedra de la Verdad y para expresarla se buscó a los mejores maestros, es decir, a los Capitulares que marcan la doctrina y a los artistas que le dieron valor plástico. Treinta y cuatro relieves y docenas de figuras componen esta parte, adicionada por otros diez relieves y numerosas esculturas en los costados.

En las escenas hay ciclos mariológicos y cristológicos, y en éstos los referentes a la Infancia, Vida Pública, Pasión y Triunfo de Jesús. En las figuras; Apóstoles, Evangelistas, Doctores de la Iglesia latina, Profetas, Santos del Antiguo y Nuevo Testamento y Reyes de Judá e Israel.
Preside el conjunto la Virgen de la Sede, obra del s. XIII, de la imaginería francesa (remense ó champañiense), con el alma de madera y revestida de láminas de plata, repujadas y cinceladas, pertenecientes a la siguiente centuria. Esta Madonna, titular del templo catedralicio, según varios autores, presidió la procesión fernandina de entrada en Sevilla, acaecida el 22 de diciembre de 1248, aunque ya en el siglo XVIII hay opiniones de que dicho honor correspondió a la de Los Reyes (pintura de Lucas Valdés en el templo sevillano de la Magdalena).

Vamos a reseñar los asuntos, citándolos del lado del Evangelio al de la Epístola, con la excepción de la calle central donde figuran, de abajo arriba; la Natividad del Señor, la Asunción (advocación del templo), Resurrección y Ascensión del Hijo de Dios; y en línea horizontal, formando una Tau con aquélla, y en el cuarto cuerpo. los Evangelistas y Doctores.
Las fuentes de este rico repertorio son los Evangelios canónicos, los escritos Apócrifos (Proto Evangelio de Santiago, el del Pseudo Mateo, los armenio, árabe y siriaco de la Infancia de Jesús, la historia de José el Carpintero, las Actas de Pilatos y otros), la leyenda áurea de Jacobo de Vorágine, los Flos Sanctórum, los Speculum, grabados (xilográficos y calcográficos), dibujos, etc., etc.
BANCO O PEDRELLA: Seis temas sevillanos miniaturizados, con aspectos urbanísticos y monumentales, las figuras de Santas Justa y Rufina, Santos Leandro e Isidoro y otras.

- Primer cuerpo: Abrazo místico de San Joaquín y Santa Ana ante la puerta dorada del templo de Jerusalén, en el que está prefigurada la Concepción inmaculada de la Virgen; Natividad de María (magnífica y muy realistamente resuelta); la Encarnación del Verbo o Anunciación (rica escenografía y hermosas figuras de la Virgen y del Arcángel Gabriel); Natividad del Señor, o mejor la Adoración del Divino Infante por María y José (con la mula, el buey y otros elementos, surgidos de los Apócrifos); Matanza de los Inocentes (de escalofriante realismo, al presentar unos niños atravesados sus vientres y pechos por las picas o lanzas de la soldadesca, y levantados sobre el pavés); la Circuncisión (bello alarde de lujo en los ornamentos sacerdotales y delicada representación del Niño, centrando la composición); Epifanía del Señor (los Magos o Reyes de Oriente, ofrendan sus presentes; Gaspar, es una hermosa figura; escenografía con el séquito, caballos, camellos, etc.).

(*)* DON JOSÉ HERNÁNDEZ DÍAZ. Discurso pronunciado el 19 de octubre de 1979, en la inauguración del Curso Académico 1979-80, en La Real Academia Sevillana de Buenas Letras; al propio tiempo, estreno del Salón de actos y del establecimiento de La Corporación en La Casa de Los Pinelo.