El resplandor que entre encinas y alcornoques iba lentamente apareciendo allá por la Peña de San Cristobal al sureste de Almonaster la Real la noche de Jueves Santo, nos hizo parar y bajar del coche a contemplar el espectáculo.
A nuestra espalda teníamos la Iglesia, ante nuestra vista la luna aparecía como el sol yendose por detrás de la Mezquita en el crepúsculo. La luz rojiza del grandioso círculo lunar a Manuel, le llevó a afirmar; «¡ O sea que la luna está hecha de miel, abuelo! «….
«Aprendiendo la vida
Dichosamente, como
La planta nueva aprende
En suelo amigo.Eco» (1)
Habían quedado atrás, Cortegana y una tarde de jueves santo frustrada por la lluvia contumaz de estos santos días que hemos pasado.
Almonaster la Real, nos regaló la magia de luz y sombras. Luz de luna a tan sólo unas horas de ponerse como cada año, en su lugar de siempre, en todo lo alto de la Ermita del Santo de mi Valverde para ver desfilar el Silencio negro de la Madrugada de parasceve.
Para acompañar, de fondo musical a las imágenes, nada mejor que los compases serenos y solemnes de «Oremos» del maestro Dorado, autor también de una de las más sublime de las marchas fúnebres; Mater mea.
«Mágica por el cielo
La Luna fulge, llena
Luna de parasceve.
Azahar, luna, música,» (1) L.CERNUDA.
Así nació este
Cuento para mi nieto